sábado, 29 de diciembre de 2012

Mi vida como pollypocket sacro: el belén de Arturo Baltar y otros cuentos de Navidad



Allá donde hay pasión, hay Séptimo, querido lector. En estas fechas tan señaladas la semana no funciona como de costumbre y los festivos invocan la crónica a pesar de caer en Segundo. ¡Pero qué más da este pequeño detalle si el espíritu es el mismo!
Nuestro día comenzó la noche del Primero como en todas vuestras casas y de modo nada original. Jingle bells, jingle bells: empacho de chaskis y gominolas, asombrosas partidas a “La Herencia de Tía Ágata”, y vídeos caseros de preparación del postre. Bueno, quizás lo de nada original pertenece a la esfera de la ironía. 
¡Juegos de mesa FTW!
 Resonaba en nuestros paladares el regusto barbacoa de aquellos malditos aros del infierno y a pesar de ello, cumplimos como buenos romanos en una bacanal con el despliegue pantagruélico de embutidos, vieiras, y cómo no, el tradicional bacalao con coliflor y chorizo. Pataca minuta aderezada con un postre insensibilizante que nos conminó a rodar fuera de nuestra casa, satisfechos y con esa sonrisa bobalicona de quien se sabe preso de la marea alcalina que te lleva a fenecer en tu cama. Había que esquivar la muerte, así que nos fuimos de paseo por la ciudad de Ourense, viva, alegre y colorista, escenario de reeencuentros, sonrisas, proyectos de cenas de antiguos alumnos y hasta karaoke.
Pero todos vosotros escribisteis esta historia a vuestro modo y de forma especial, así que aquí va la que fue mi propuesta para el Segundo que fue Séptimo, ahora ya sí, después de seis horas de descanso reparador (esto, aunque pueda no parecerlo, también trataba de ser irónico).
La fuente también es obra de Arturo Baltar, estilo inconfundible.
 Ourense cuenta con un Casco Vello que hace las delicias del visitante. En cada esquina puedes encontrar una plaza con encanto, una casa para soñar o un lugar para regalarte con el objetivo. En este caso os llevo de paseo hasta la Plaza de San Cosme, muy cerca ya del Xardín do Posío. http://ourense.callejero.net/plaza-de-san-cosme.html En familia, con alegría en el cuerpo y la cámara en la mano, y mientras el cielo caía sobre nosotros en forma de chuzos de punta (A.K.A. diluvio universal), me encaminé a realizar la tradicional visita al Belén de Arturo Baltar.
Toma angelotes de portal.
Y esos caracochos, qué deleite...
http://ourensecultura.com/espacio_baltar/espanol/belen_baltar_esp.html Resulta del resultado que esta capilla (una de las más bonitas de la ciudad, por cierto) alberga una obra de arte en forma de pinipon a gran escala y motivo religioso. La entrada es gratuita, la apertura, mañana y tarde (excepto en festivo, sólo de tarde) y el ambiente, siempre concurrido. Tradicionalmente, la exposición se limitaba al belén de tamaño ciudad-estado de la entrada principal, pero desde el año pasado, contamos con novedades. Como escenas a destacar del conjunto original, los cantares de ciego, el fotógrafo que se lleva su fondo de photoshop hasta el pueblo y la gente que jalea a la cabra en lo alto de la escalera (no os imagináis hasta qué punto me fascina). Pero si tenéis tiempo, dejaos llevar por la música clásica que se hace eco en la sala y pasead con vuestra mirada entre las calles, las casas de piedra, los petos de ánimas. A pie, a caballo, en carro de burros, todos tienen cabida aquí. Porque lo característico de esta joya visual es que adapta Belén a las construcciones típicas gallegas, dejando patente que no importa lo que creas, la navidad está allá donde compartes algo con tu familia y amigos. Navidad está entre mis figuras desmembradas, está en vuestros salones y cocinas, está cada vez que has quedado con alguien a quien echabas de menos, en torno a una taza de café o una caña. Para estas cosas da igual que seas ateo, católico, budista, o que adores a R’hllor (bueno, ahí sí que marcas la diferencia por el tema de las hogueras, ya me entendéis).
Ni potochó ni leches. Esto eran maneras de viajar, lo demás, zarandaja pura.
Cantares de ciego, typical galician.

Esa cabra, esa presencia hipnótica...
 La novedad desde el año pasado es que entrando por la puerta lateral accedes a pequeñas escenas bíblicas en torno al nacimiento del Niño. Desde la Anunciación a la Matanza de los Inocentes (clasificable como NR-18, absolutamente descarnado y genial), pasando por escenas cotidianas de alfareros, un bar con mucho encanto y la botica llena de frascos decorados con el esmero del artista que crea la fábula con sus manos.
Circuncisión. Fue todo el pueblo (somos así de gores)
Atención al señor del cuchillo. Dormid bien hoy, queridos míos. Si podéis.

Esto son bares con arte. El nivel de detallismo es impresionante. Hasta desprende cierto aroma a licor café...
 Después de imbuirnos en este ambiente, sólo podíamos celebrarlo yéndonos a dar un paseo por nuestra ciudad vestida de gala. Y para que veáis que soy muy buena y que por vosotros haría lo indecible, para salpimentar esta crónica os traigo una imagen nocturna de la plaza más bonita del mundo con el árbol más feo de la galaxia…
Os lo advertí.
 Hasta un Segundo ha podido vibrar con el poder de un Séptimo, ¡todo depende de las ganas que le pongamos! Dentro de muy poco llegará el final de un año que suspira, dejando sitio al siguiente y abriéndose camino por la puerta grande de este blog. Porque allí donde haya una buena razón, allí estaré con mi cámara para todos vosotros.
Puerta de entrada a la Capilla de San Cosme.
 Felices fiestas, mis queridos septimistas. Y no caigáis en la mala costumbre de sentiros frustrados en estas fechas por estar un poco más ocupados que de costumbre. Cada minuto hay que vivirlo como lo que es: una instantánea que nos da la llave para contar historias. Pasad, coged algo caliente y compartidlo en este salón. Yo nunca tengo prisa si se trata de cosas importantes…
¡Hasta el Séptimo que viene!

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