lunes, 23 de julio de 2012

Las fiestas estivales: el Apóstol (adelantado)

Las tradiciones hay que cumplirlas. Siempre. Aunque sea en un día insospechado. Nunca digáis que no a un plan de estas características, que da mal fario y por esas sí que no pasamos.
Aunque sea de origen ourensano, no puedo ni quiero negar que Santiago de Compostela me ha acogido como buena madre adoptiva (lluviosa, con niebla, con vendavales… vamos, como con todas) durante seis años de mi vida. Y a una madre hay que rendirle culto como mínimo una vez al año. En Santiago ese día era el del Apóstol. Pero los dioses han querido que este año tal fecha caiga durante la semana. Como el MIR no sabe de festivos y sólo de domingos, pues hemos decidido adelantar un poco el ritual, engalanarnos y hacer como si los fuegos artificiales y las luces iluminasen la catedral. ¡Buenos somos nosotros!
AVISO: sí, hay fotos hechas con el móvil. No miréis mucho rato seguido, se os caerán las retinas. Pero, ¡qué bonita la catedral de noche!
 
Lo llevábamos preparando desde hace semanas. Así que la cosa poco a poco se nos fue yendo de las manos hasta que acabamos todos vestidos de gala, tacones, americanas y atrayendo las miradas de incredulidad de la gente normal que opinaba que debíamos de pertenecer a algún tipo de espectáculo del que no estaban informados. Pero qué queréis que os diga, antes muerta que sencilla, todo por arrancarse la costra del chándal de la semana.
Elegimos un restaurante de la zona vieja, O Catro, cuya especialidad son las tostas, que las preparan de muchas formas diferentes y en abundancia http://santiagodecompostela.portaldetuciudad.com/restaurantes-donde-comer/o-catro/002_44556.html Si queréis reservar no llaméis al teléfono fijo. Os saldrá una buena mujer con poca paciencia (y poco oído) que debe de estar hasta el último pelo de recibir llamadas para reservar una silla de su salón con tapetes. En el teléfono móvil conseguiréis poneros en contacto con el encargado que muy amablemente atenderá vuestras peticiones. Una vez allí nos atendieron de forma relativamente rápida, aunque no es una gran referencia porque el sitio estaba casi vacío. Hay que decir de todas formas que suele ser un lugar concurrido, porque la relación calidad precio es bastante buena. Como recomendación, la tosta de la imagen venía preparada con una salsa al curry deliciosa. Eso sí, a lo mejor acabáis pidiendo tres jarras de sangría (muy buena, por otro lado) por cabeza. Y os aviso. Llenan. Mucho.
Tostas, sangría y buena compañía. Perdonad lo cutre del pareado, pero en realidad, qué más se puede pedir...
 
Acabada la cena, decidimos que con nuestros disfraces sólo había una opción: irnos de cócteles. Porque sí, y porque había que celebrar. Y porque muchos años en Santiago, pero la menda no había pisado el Vaová. http://www.coctelesyrecetas.com/coctelerias/en-galicia/337-vaova-scq-gin-bar.html Riquísimos cócteles, tanto con alcohol como sin él para que todos puedan disfrutar de los sabores de una extensa carta. Muy cuidadosos en la presentación y con una original ambientación, aunque un poco neónica para mi gusto. Disponen de varias salas, incluso una “interesante” sala VIP en la que por supuesto nos negamos a entrar (es que claro, una se arregla un día y la gente se olvida que habitualmente es una disgnísima zapatillera con cuatro duros mal contados). En mi caso elegí un gin-tonic que llevaba manzana y que realmente es uno de los mejor preparados que he podido probar. Por cierto, la música era buena (siempre se agradece tener la compañía de Aretha Franklin mientras les pides unos daikiris para tus amigas). Nota curiosa: la barra era una pantalla táctil que simulaba un acuario, y que con la presión simulaba las ondas del agua. Allí me tiré un cuarto de hora como poco…
Cócteles variados, con alcohol, sin alcohol pero todos riquísimos.
 
Cuando nos empezó a consumir la temperatura del local, que debía de tener el termostato a juego con el del Etna, fuimos a probar un poco de la marcha santiaguesa. Y como casi siempre, ahí es cuando fracasamos… es que qué le queréis, habíamos tenido un día muy duro de academia, tuvimos que estudiar por la tarde y las ganas de descabalgar del calzado iban en aumento. Así que optamos por una de nuestras soluciones favoritas: irnos a nuestro fuerte particular (tenemos una amiga que siempre nos acoge bajo su techo), y jugar a las películas.
Hasta las 6 y media de la mañana. Asín te somos.
Al día siguiente mis amigas opinaron que las 12 de la mañana era una hora razonabilísima para levantarse. Así que después de despertarme cariñosamente practicando el salto de longitud sobre mi lecho (y por consiguiente, sobre mí) y después de que la perra (peluda) de la dueña de la casa me saludase también convenientemente, me levanté y nos fuimos todos a por el desayuno de los campeones. En una conocida pastelería-cafetería de Santiago ponen unos cafés de estos que resucitan a un muerto, y aún encima, lo edulcoran con  unos de los mejores exponentes de la bollería fina, fina http://santiago-de-compostela.salir.com/pasteleria_mora Bajo los soportales, La Mora deleita a los visitantes, que además se pudieron entretener con una banda de música que hacía las delicias de los visitantes, domingueros como nosotras o simplemente, guiris de vacaciones.  
Odiadme *¬* Sé que os babáis.

Realmente era el lugar idóneo para una modernez de tal calibre. Debatimos mucho acerca de las máquinas de escribir antiguas. Llegamos a la conclusión de que queremos una polaroid.
 
Y claro. ¿Sabéis de esto que el tiempo va pasando, va pasando y poco a poco te das cuenta de que ya no llegas a casa a comer ni queriendo, y que aún encima, pues es que no quieres? Exactamente, nos quedamos a comer en casa de nuestra anfitriona, un año más, en su jardín. Tortilla de patatas, empanada recién hecha, sandía, café y muchas ganas de repetir per omnia saecula saeculorum.
Tortilla, empanadas, ensalada en el jardín. Comida de domingo, como no podía ser de otra manera.

Y de postre...

Todos tenemos fechas especiales en las que reunirnos con los amigos es de obligado cumplimiento. Y esta no es la única de mi calendario, voy avisando. De regreso en el coche sentía que había limpiado todo el cansancio de la semana, me había quitado el polvo y las telarañas, y que llegaba a mi casa con más energía que con la que salí. Mi anterior maestro de artes marciales siempre decía que si eso era así, es que el entrenamiento había sido bueno. Siempre he dicho que es un hombre sabio, ¡quién soy yo para discutírselo!
Este ha sido un gran domingo. Pero estoy segura de que vosotros también tenéis muchas historias de fiestas compartidas con vuestros amigos y fechas marcadas en rojo en vuestro calendario. Espero que lo hayáis pasado como mínimo tan bien como yo y que tengáis muchas ganas de que llegue el siguiente… que en mi caso, también va a ser especial (¡faltaba plus!).
Hasta el séptimo que viene.

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