jueves, 15 de noviembre de 2012

Del monte al castro, mi vida como montaraz de carrete.

Setas. Preciosas. Saludando. Dando los buenos días.
¡Las semanas se recrudecen, pero los Séptimos se consagran como los días del buen vivir, queridos acólitos! Acabamos de disfrutar de nuestros últimos momentos de libertad condicional con unas breves pero intensas vacaciones. Todo el mundo sonríe más, todo el mundo se siente más poderoso. Y esto se celebra con una actualización que vale por dos (ahí es nada).
Y de repente, parece Namek.
Mi último Séptimo tuvo doble excursión, porque sí, porque que me quiten lo bailao, yo a vosotros, lo que haga falta.
Parece el árbol de Navidad de Pórtico, pero bien.
Por la mañana recorrí una de mis sendas favoritas de los alrededores de Ourense con mis fieles y habituales compañeros de trote: la ruta del río Barbantiño, cerca de O Carballiño, a escasa media hora de Ourense http://www.magrama.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/caminos-naturales/sector-noroeste/rio-barbantino/rio_barbantino.aspx
He de advertiros que hice el tramo que más me gusta, que lleva unas 2 horas en total, y que nos conduce hasta el maravilloso puente de San Fiz, joya románica oculta en un bosque que parece transportarnos a un mundo muy diferente y muy lejano… la zona situada río abajo resulta menos interesante de relatar, y por eso es la que menos veces he recorrido. Y aun así, sigue siendo un entorno natural fantástico que os conmino a probar sin miedo.
Resbalan. Mucho.
En este caso, la ruta nos lleva por un sendero muy bien preparado que sigue la ribera del río Barbantiño a contracorriente. Como yo. Serpenteando entre el bosque autóctono y evitando mirar hacia el puente de la autopista que hace sangrar nuestros delicados ojillos, nos encontramos con la sorprendente cascada, que cae con fuerza y desde una altura considerable. Forma unas pozas de agua fría que calman el fuego de los meses caniculares, en los que las aguas termales ya no son tan buena idea. Tened cuidado si vais ahora y queréis sacar fotos arriesgando el pellejo. Ni el mejor de los entrenamientos puede libraros de un par de caídas. Regocijaos, pensad en los interesantes cardenales y sacad las fotos sentaditos y seguros (consejo de septimista que pretende llegar a febrero, lo juro).
Lo único feo es el puente de la autovía que he tenido a bien no mostraros... y el puente sobre el que saco la foto.
Cuando hayáis disfrutado del poder de la Naturaleza en estado puro, continuad la ruta hacia a Ponte de San Fiz. El camino os conduce a una zona embalsada de pesca, y de ahí a uno de mis sitios favoritos. Horadando la montaña hay un túnel que da senda al caminante que quiere pasar al otro lado. Soy una amante de la película del estudio Ghibli, “El viaje de Chihiro”. Tú, querido, que también lo eres, dime si no te estás transportando al comienzo de la película.
Adelante, aparcad el coche y dejad que vuestros padres se transformen en cerdos. Ni mudanza ni leches.
El puente romano, semioculto.
Cuando te dejas llevar por esa sensación de estar viviendo algo un poquito mágico, la vida se ve de otra manera. Me encanta atravesar ese túnel, el sonido de los pasos, la sensación de oscuridad asfixiante de la mitad del túnel, la fuerza interna para dar otro paso, y la luz al final. Una experiencia quasi-mística en la que renaces al otro lado, a un paraje totalmente distinto, con el puente ruinoso que te transporta a otra época. Si me encontrase a un diplodocus pastando tranquilamente y mordisqueando un árbol, ni me sorprendería. Sacaría la cámara, ajustaría la exposición y ¡flash! Para el blog.
Es en ese momento cuando tus acompañantes te piden a gritos una foto y regresas al camino… ¡y a la crónica!
Se llega a subir a una altura considerable. No apto para fumadores.
El sol decide colarse entre las nubes y llamar mi atención.
El regreso de esta ruta circular es sorprendentemente diferente. Un tramo considerable transcurre a bastante altura sobre el río, lo que hace que el camino sea menos frondoso, y el paisaje, más abierto. Para delicia de los juegos de nubes y luces con las cámaras. Una chuchería, vamos (“¡que se nos hace de noche!”).
Y mi compañera me obliga a sacer fotos a todas las Amanitas Muscarias que vemos... ¡La verdad es que son muy bonitas!
Nos dejamos llevar en un descenso pronunciado hasta el río, y poco a poco la ruta llega a su fin. Deciros que si vais a comienzos de verano, en el tramo final hay unos maravillosos manzanos que bien podrían pasar por cerezos japoneses en flor. Guiño cosplayer, apunte fundamental.


Ahí, la gente pesca.


¡Anda! Ya no estamos en el Barbantiño. San Xoan de Ourantes.
 Por la tarde, el plan tenía que continuar, porque la fiesta  no decae. El tiempo respetaba, las luces se hacían interesantes, y qué carajo (hala, lo que ha dicho), había que resarcirse por no estar en el monte en fechas tan señaladas. Así que nos fuimos a visitar el Castro de Las haciendo una parada de camino en la iglesia de San Xoan de Ourantes http://www.todopueblos.com/aweb.php?pagina=http://roucos.blogspot.com/2007/09/san-xoan-de-ourantes-i.html
Las flores que nacen silvestres dominan el arte del arreglo floral.
Y  de ahí, me fui a recuperar mi pasado más montaraz http://es.wikipedia.org/wiki/Castro_de_San_Cibrao_de_Las Este es uno de los conjuntos castrexos más imponentes de nuestra geografía. Quizás el enclave no es tan hipnótico como el de otros, véase el castro de Baroña (ai, Baroña), pero indiscutiblemente, la conservación es envidiable. Observaréis que hay un edificio enorme (pensado, supongo, para el programa “Megaconstrucciones”) que figura como centro interpretativo. Desde 2010. Sin acabar. Precioso. Vacío. Nadie cortó la cinta aún. Cardos del desierto de Las corren por la entrada.
El otoño en hojas.
La entrada a la ciudad.
El sol desde sus murallas.
Sombras de luz.
Restos de las viviendas.
Olvidando ese pegote al fondo, hay que dejarse llevar por las calles que podemos reconstruir en nuestras mentes. La ciudad se extiende, piedra nos habla, absorbe las sombras que crecen, trata de retener los últimos rayos del cansado sol de noviembre. Recorremos los muros, tocamos, sentimos, imaginamos. Al fondo, unas hogueras: muy buen sitio para hacer un magosto. Y como si de una comunidad castrexa se tratase, los niños corren, el perro ladra, las risas nacen y de repente, todo cobra vida. Chis, pum, sacar la cámara, un retrato, un instante.
Un Séptimo fascinante.
Es el musgo, que me hipnotiza. Diez minutos sacando fotos.
Este ha sido un día muy especial. Porque siempre que compartimos algo distinto con los que queremos, lo son. Estoy segura de que vosotros habéis hecho lo mismo, aunque fuese en una ciudad con un nombre diferente, y los cielos cantasen cosas distintas. No importa, queremos oírlo: pasad y sentaos, el fuego está preparado.
¡Hasta el Séptimo que viene!

Momentos.

4 comentarios:

  1. Es muy bonito Gema, me encantan las fotos. La zona de Carballiño es la que mas me gusta para disfrutar de la naturaleza en la comarca (no iba a dejar sin utilizar esa palabra pudiendo hacerlo (u know..))
    Me recuerda a mis andanzas por los picos de europa hace unos años.. te lo recomiendo! Allí también puedes encontrarte vestigios de arquitectura romana perdidos en la espesura de una pseudojungla,(a la que casi se le puede quitar el prefijo) encontrarte sin quererlo caminando sobre una calzada romana hacia un antiguo pueblo de seis casas o descubrir al llegar a una loma poco a poco ganando visión tras el cambio de rasante un acantilado mortal con hectáreas de prado en el inmenso valle.

    Si vas yo me apunto ~~

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    1. Muchas gracias!!! Sí, la verdad es que es una zona muy mágica. Puedes y debes usar el concepto Comarca. En toda su extensión ;) Qué somos si no hobbits a la aventura? Bueno, es que me gusta hacer varias comidas al día que mínimo se componen de dos desayunos...

      Yo fui de viaje hace un par de años a la zona de Picos de Europa. Por supuesto, salí completamente enamorada. Dentro de poco a lo mejor me llegará el momento de cambiar de residencia, al menospor un tiempo. Asturias se cuenta entre mis estinos predilectos. Y La causa la tienen esas montañas, que me enamoran... Las sensaciones que describes me son muy familiares, y no sé por qué será, pero qué ganas me están entrando de dejarme perder otra vez por esos senderos. Claro, el otro destino es Euskadi... ;) A ver qué me depara la vida!

      Pues ya sabes! Aunque he de confesar que no tengo del todo clara la identidad secreta de a quien respondo (aunque si ama Asturias, es cabal ;D)

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  2. Me ha encantadooooo y las fotos!!! espectaculares!!!
    Si es que la que vale, vale, y punto. jejejeje
    Bikiños y sigue asi!

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    1. Muchas gracias!!! Si es que con fans como tú, poco me hace falta! =^^= He de decir que estoy muy orgullosa del reportaje de esta crónica. Las vistas bien se merecían algo de justicia...

      Un beso muy fuerte!

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